Festivales de música y cultura: seis razones para visitar Salzburgo

Festivales de música y cultura: seis razones para visitar Salzburgo

Verena Wolff (dpa) – Salzburgo es conocida como la meca de los festivales de música y teatro en Austria, a los que cada año acuden celebridades de todo el mundo.

La música clásica se respira en cada rincón de la urbe atravesada por el río Salzach, donde Wolfgang Amadeus Mozart vio la luz el 27 de enero de 1756. Pero también la música contemporánea encontró aquí un lugar destacado.

Asimismo, los visitantes que no tienen ninguna relación con la música pueden pasar unos días muy entretenidos en la ciudad barroca del norte austríaco, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

A continuación, dpa ofrece seis buenas razones para visitar la ciudad a los pies de los Alpes.

1. Wolfgang Amadeus Mozart

En la llamada «Casa Hagenauer», situada en la calle Getreidegasse 9, hay documentos y recuerdos que ofrecen detalles sorprendentes de la vida del músico. Mozart pasó aquí su niñez y juventud junto a sus padres Leopold y Anna María, y su hermana mayor «Nannerl» (Maria Anna Walburga Ignatia). En su casa natal, el niño prodigio, a quien la viruela le dejó marcas visibles, compuso sus primeras piezas a los cinco años.

Hoy en día, la casa es un museo que no solo repasa la vida del músico, sino también la época en la que vivió. Además de recorrer las habitaciones originales, en las que se pueden apreciar instrumentos históricos, como el violín infantil y el clavicordio del compositor austriaco, los visitantes se enteran también de muchas cosas que tienen una relación indirecta con la obra de Mozart. Por ejemplo, que en los 35 años de su corta vida pasó unos diez años viajando. Más exactamente, fueron 3.720 días en los que recorrió casi toda Europa en lentas carrozas, frías y con asientos duros.

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2. La «bola de Mozart» (Mozartkugel)

El bombón esférico de chocolate negro y relleno de mazapán de pistacho, es el souvenir más tradicional de Salzburgo. La «Mozartkugel» fue creada en 1890 por el pastelero Paul Fürst en honor al hijo más famoso de la ciudad. En 1884, Fürst abrió una confitería en el Alter Markt, que aún sigue en el mismo lugar. El pastelero ganó la medalla de oro por su «bola de Mozart» en la Exposición Universal de París de 1905.

La «Mozartkugel» aún se elabora de forma artesanal y de acuerdo a la receta original. Durante su elaboración, la bola se ensarta en un palo de madera y se sumerge en un baño de chocolate negro.

Fürst quiso tener un bombón perfectamente redondo. Todavía existe una disputa legal acerca de cuál es la «verdadera bola de Mozart».

Según los descendientes del pastelero Fürst, desde hace 130 años la «Mozartkugel» original viene envuelta en papel plateado. Hay una versión del bombón con un envoltorio rojo y dorado, pero que no es redondo ni austríaco.

3. Patrimonio Mundial de la Unesco

Desde 1997, Salzburgo forma parte del Patrimonio Cultural de la Unesco por su «especial valor para la humanidad». El patrimonio abarca una superficie de 236 hectáreas y más de mil objetos, y contempla además su larga historia como metrópoli del arte y la cultura.

La ciudad y sus tesoros históricos, que se extienden a lo largo de la margen derecha e izquierda del río Salzach, son fáciles de explorar a pie. La parte más antigua, la de la izquierda, donde se encuentran la Getreidegasse (el callejón de los cereales), el Kaiviertel (barrio del muelle), el Festungsberg (monte de la fortaleza) y el Mönchsberg (el monte de los monjes), forman parte del Patrimonio de la Humanidad. No solo se ven muchos muros antiguos, sino también talleres de artesanos y pequeñas tiendas tradicionales: sastres de trajes regionales, sombrereros y curtiembres.

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Desde la colina de la fortaleza, a la cual se puede subir a pie o en tren, se obtiene además una buena vista de la ciudad. La Fortaleza de Hohensalzburg fue construida en 1077 y desde allí se pueden observar los tejados del casco antiguo de la ciudad y la campiña verde que la rodea.

4. Salzburgo, una ciudad rodeada de vegetación 

Con 150.000 habitantes, Salzburgo es la cuarta ciudad más grande de Austria y está rodeada de vegetación. Los jardines barrocos de Mirabell son la joya del centro de la ciudad. Pero también se puede salir a la naturaleza si se realiza una excursión al Palacio de Leopoldskron o al Palacio de Hellbrunn. A muchos lugares se puede llegar en bicicleta, con una visita guiada o por cuenta propia.

El museo al aire libre de Grossgmain es una cita obligada. Cuenta con un centenar de edificios de seis siglos distintos que fueron reconstruidos y que representan el desarrollo de la arquitectura rural y la vida de los agricultores, así como también del comercio y la industria.

Por cierto, no son bien vistos los árboles y arbustos que crecen de manera salvaje en los escarpados acantilados de la ciudad. Hay especialistas que se encargan de limpiar las rocas para que las raíces no desprendan las piedras de los montes de Salzburgo.

5. Salzburgo para niños

La música, el arte o los eventos culturales pueden sonar poco atractivos para los niños. Sin embargo, la ciudad austriaca ofrece una serie de actividades para los más chicos. Por ejemplo, con el paseo «Little Amadeus», los pequeños exploradores pueden realizar una búsqueda del tesoro que los lleva a los lugares más importantes de la ciudad.

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Un clásico, no solo para familias con niños, es el Teatro de Marionetas de Salzburgo. Desde 1913, los titiriteros dan vida a algunas figuras famosas como la Reina de la Noche, Rumpelstiltskin (el enano saltarín) o el Principito.

Por su parte, la fundadora y directora de la Orquesta Filarmónica de Salzburgo, Elisabeth Fuchs, también organiza el Festival Infantil, en el que escenifica los clásicos de tal manera que incluso los niños pequeños pueden entender lo que ocurre en el escenario.

6. La música y el teatro

La obra teatral «Jedermann», de Hugo von Hofmannsthal, con la Catedral de Salzburgo como telón de fondo, pertenece a la tradición del Festival de Música y Teatro. Esta pieza, conocida también como «La muerte del hombre rico», fue representada por primera vez por el director Max Reinhardt el 22 de agosto de 1920. Actualmente, el festival comprende más de 150 representaciones en 17 lugares distintos.

Además del Festival de Salzburgo, que este año celebra su centenario, la ciudad también alberga los festivales de Semana Santa y Pentecostés, el primero iniciado por Herbert von Karajan hace más de 50 años. Debido a la pandemia del coronavirus, este año comienzan el 29 de octubre con el Réquiem de Mozart.

Pero no solo los amantes de la música clásica se sienten como pez en el agua en Salzburgo. También el jazz, la música electrónica y la música folclórica ocupan un lugar destacado en la escena musical. Por su parte, el «Flavourama» es una de las mayores competencias de streetdance de Europa, donde bailarines de hip hop y house de todo el mundo se reúnen para batallar por la victoria.