– Es la diferencia térmica entre el centro urbano y sus alrededores, según un estudio internacional de Arup
MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
La ciudad de Madrid tiene un mayor efecto ‘isla de calor’ -diferencia térmica entre el centro urbano y sus alrededores- que otras grandes ciudades como Bombay (India), Nueva York y Los Ángeles (Estados Unidos), El Cairo (Egipto) y Londres (Reino Unido).
Así se desprende del estudio ‘Urban Heat Snapshot’ (‘Instantánea de calor urbano’) elaborado por la compañía Arup, especializada en edificación, urbanismo, ingeniería civil e industrial, diseño, gestión de proyectos y consultoría. El trabajo fue difundido este jueves.
El efecto ‘isla de calor’ urbano se produce cuando las ciudades sustituyen la superficie natural del suelo por carreteras, edificios y otros materiales que absorben el calor, dejando muy poca agua y vegetación para enfriarlas.
Si a ello se suma el calor añadido por el tráfico, el aire acondicionado y otras actividades humanas, las temperaturas en las zonas más urbanas aumentan en comparación con su entorno menos urbanizado.
Gracias a la inteligencia artificial y a las imágenes por satélite obtenidas desde el espacio, los autores del estudio cartografiaron los focos de calor más extremos en una muestra de 150 kilómetros cuadrados de los centros urbanos de las seis ciudades mencionadas.
Arup usó su herramienta de análisis digital UHeat para conocer las diferencias de temperatura del aire entre barrios en el día más caluroso de cada ciudad en 2022. Esas zonas se dividieron en bloques hexagonales de 60.000 metros cuadrados, lo que permitió modelizar la diferencia en las temperaturas del aire experimentadas ese día y esa noche entre los distintos barrios.
Madrid registra la mayor variación de temperatura entre zonas urbanas interiores y exteriores (8,5 grados), por delante de Bombay (7,0), El Cairo y Los Ángeles (5,0), y Londres y Nueva York (4,5).
Respecto a Madrid, los investigadores detectaron 8,5 grados de diferencia en la tarde del 15 de junio de 2022 entre la plaza Juan Pujol, ubicada en el barrio de Malasaña y con un 3% de vegetación, y el norte de la Casa de Campo, formada por un 89% de superficie verde.
RECOMENDACIONES
Con este análisis, los autores del informe ponen de relieve el impacto del diseño urbano en el aumento del efecto de ‘isla de calor’ en los núcleos urbanos, fuertemente afectado por factores como la proporción de áreas verdes y el tipo de materiales utilizados en la construcción de edificios y otras zonas urbanas.
«Sin darnos cuenta, hemos diseñado muchas de nuestras ciudades para que sean calurosas. Hemos excluido la naturaleza, hemos hormigonado nuestras calles, hemos construido edificios que obstruyen los canales naturales de ventilación en las ciudades. Hemos desterrado las zonas verdes a las áreas en las que no vive la mayor parte de la gente», según Susana Saiz, directora de servicios de Clima y Sostenibilidad de Arup en Europa.
Saiz añade: «Estanques, lagos, árboles, hierbas, suelos y otras superficies que permiten que el agua penetre en la tierra deben considerarse infraestructuras vitales, esenciales para ayudarnos a adaptarnos al cambio climático. Nuestro reto como diseñadores es pensar de forma creativa para desplegar el potencial de la naturaleza de forma estratégica y equitativa por nuestras ciudades. Hoy disponemos de herramientas digitales avanzadas que nos ayudan a determinar con rapidez dónde puede tener mayor impacto invertir en estas soluciones».
Con ello, los autores del informe recomiendan para las ciudades aumentar la superficie arbórea, crear superficies más permeables, utilizar todos los espacios posibles, construir áreas refrescantes y provocar un cambio de comportamiento evitando las horas de exposición en las horas más cálidas del día, reconsiderar los horarios de oficina, cerrar tiendas y restaurantes en las horas de más calor y fomentar una economía centrada en las franjas horarias menos calurosas.