Hablar de la evolución de los juegos hoy en día es casi hacerlo de la noche y el día. Desde la antigüedad, los juegos han sido parte de la cultura de los juegos, un lugar de encuentro en el que se pasaba tiempo y se sociabilizaba.
Desde que el hombre tiene memoria han existido juegos con los que entretenerse, retar a los rivales o incluso promover el pensamiento.
España, además, es un país propenso al disfrute lúdico. En tiempos antiguos, los pueblos astures y cántabros ponían a prueba la destreza de sus guerreros en épicas batallas ecuestres o incluso en carreras.
Pero no hace falta irnos tan atrás. Basta con echar un vistazo a la tradición de muchos de los pueblos, en los que la gente se reunía en el bar a echar la partida. Dominó, cartas, dados, han estado siempre en la cultura del pueblo y les permitía pasar un buen rato mientras se contaban sus historias.
Tradición que fue pasando, además, de padres a hijos hasta que, más allá de las zonas rurales, el juego llegó a las grandes capitales. No eran pocos los locales en los que se reunían los personajes más influyentes de la ciudad para debatir la actualidad. Cierto es que hasta bien entrado el siglo XX muchos de ellos no abrieron la puerta incluso a las mujeres. El caso es que allí también se jugaba, y mucho, haciendo incluso importantes apuestas que cambiaron el devenir económico de muchas familias.
De ahí a los casinos, con el glamour que eso conllevaba y los juegos alrededor de las mesas en las que muchos expertos han pasado horas y horas, hubo un salto cuantitativo y, sobre todo cualitativo.
Sin embargo, aún y todo los tiempos han cambiado. Hoy es posible, allá donde estés, poder jugar en alguno de los casinos online. Tan sólo tienes que tener una conexión que te permita poder seguir las partidas online y disfrutar, donde te encuentres, de algunos de los juegos más famosos y ponerte a prueba incluso con contrincantes que no conoces.
Los tiempos han cambiado, pero el juego sigue existiendo igual que lo ha hecho siempre. Basta con simplemente adaptarse al momento, tal como se ha venido haciendo en la historia, para comprender que el ocio es algo necesario para el hombre, para desconectar, para juntarse, para disfrutar y para dar rienda suelta a la imaginación con los premios.
